Hay dos tipos de titulares:
Titulares informativos
Son un resumen breve y conciso de la noticia o texto que viene a continuación de ellos. Se distinguen por ser habitualmente afirmativos y por su claridad
El entrenador ya no dirige el equipo > fue cesado.
Muchas veces se produce la omisión del verbo y se emplean sobre todo sustantivos y adjetivos, que proporcionan rotundidad y concisión.
Preocupación en Jerez por el futuro del sector vitivinícola.
Los titulares que reproducen en estilo directo declaraciones de personalidades pueden suprimir el verbo introductor, para lograr un mayor dinamismo:
Aragonés: "Lo importante es el gol"
Raúl: "Tenemos que estar unidos"
Titulares sensacionalistas
Otros titulares prefieren captar a toda costa el interés del lector y hasta sorprenderlo; emplean una gran variedad de procedimientos retóricos para impresionar al posible lector y conseguir que lea el artículo.
Son los titulares llamativos o sensacionalistas. Constituyen un defecto en los textos informativos porque condicionan la interpretación o valoración de la noticia que el lector pueda realizar.
Algunos recursos utilizados por estos titulares pertenecen a la tradición de la retórica literaria y recuerdan en muchos casos a las frases publicitarias (eslóganes).
Endesa: soluciones de alta tensión
Botella al Ayuntamiento y botellón en las calles
La forma de titular ha evolucionado históricamente desde la pura ubicación geográfica en los primeros periódicos, que daban las noticias una a continuación de otra, hasta la estructura formal de los periódicos actuales, que dedican a la titulación de un 30 a un 60 por ciento de su espacio informativo, según se trate de periódicos minoritarios (de élite o de prestigio) o populares.
Lo que más ha modificado la manera de titular fue la aparición y masificación de los medios audiovisuales. Desde que la radio y la televisión empezaron a AVANZAR las noticias, dando a conocer lo esencial, los periódicos se han visto obligados a EXPLICARLAS ya desde sus titulares.
Antes, cuando estallaba una guerra, los periódicos salían con la palabra GUERRA ocupando toda la cabecera de la portada; hoy día, para cuando salen los periódicos todo el mundo sabe ya que ha estallado la guerra y lo que hay que hacer es explicar las causas y consecuencias del estallido.
Elementos del titular informativo
El titular informativo se compone de varios ELEMENTOS:
TÍTULO o cabeza: es el cuerpo del titular, su parte más visiible, el que se hace con letra más grande. Cuenta lo más atractivo de la noticia. ANTETÍTULO y SUBTÍTULO: van en letra más pequeña y explican la noticia. El antetítulo es más característico de la prensa seria y el subtítulo de la popular. Estos elementos han de ser gramaticalmente autónomos. Se han de poder leer y comprender por sí solos.
Cuando un subtítulo es múltiple, cada uno de ellos se llama SUMARIO.
Cómo medir los titulares:
En ALTURA, los titulares se miden por LÍNEAS: Los antetítulos suelen ser de 1 línea, que acostumbra a ir subrayada por motivos simplemente estéticos o visuales.
El cuerpo del titular no debe exceder de 3 líneas, salvo cuando van al ancho de 1 columna, que pueden llegar hasta 5 líneas.
Los sumarios tienen más libertad de extensión, pero normalmente no pasan de 3 líneas.
En ANCHO, los titulares se miden por columnas y, dentro de éstas, por espacios:
El ancho del titular se define por el número de columnas que ocupa y por el tipo y tamaño de la letra. Estas medidas, naturalmente, varían de un periódico a otro; pero en cada publicación suelen ser fijas y están definidas como una rutina que todos los redactores conocen y recuerdan.
Por regla general, el cuerpo de letra (tamaño) aumenta correlativamente al ancho en columnas.
El Ancho del titular se mide en ESPACIOS, lo que incluye los caracteres de las letras y los espacios en blanco entre palabras.
Normas para la redacción de titulares informativos
Condensar la información en el menor número posible de palabras.
No partir palabras de una línea a otra.
No repetir conceptos ni palabras (ni derivadas) entre elementos.
No utilizar el punto, ni en medio ni al final.
No utilizar palabras ambiguas o inexpresivas (puede, posible, hacer...).
Desechar las interrogaciones: nunca informan.
Lo que dice el titular tiene que estar contenido en el texto, aunque sea de modo implícito